Quién no ha pensado alguna vez en vivir en los zapatos del otro, quién no ha fantaseado con ser alguien más, el presidente, un actor famoso, tal vez un multimillonario. Lo cierto es que tal vez a las personas de a pie no les esté permitido ser Donald Trump por un día. No obstante sí que adoptamos pequeños papeles: una bata y un cuchillo y de repente eres un maestro cocinero ilustrado en el uso de recetas de san Google; una víctima, una bebida caliente y una tarde larga por delante, te revelan dotes periodísticas que ni tú mismo conocías. Cambiar de papel es tan natural para nosotros como los camaleones cambian de color.
Salario Mínimo es la historia de un periodista que se disfraza de obrero para —durante seis meses— vivir en su propia piel lo que significa ser un trabajador que se pasa horas y horas organizando prendas de ropa y que gana un salario mínimo colombiano. Andrés Felipe Solano, el escritor y protagonista de esta aventura, poco a poco va descubriendo cómo la cantidad de dinero que se tiene en la cuenta puede determinar tu estilo de vida e incluso tu identidad; el lugar donde vive, lo que come, como viste, en definitiva como piensa. Este escrito no es ficción y tampoco es una experiencia turística, en 2007 este periodista se propuso vivir solamente de 433.000 pesos, algo así como 151 euros (a precios de 2007) . No había lugar para los términos medios, Andrés, debía vivir como un auténtico obrero, no podía buscar auxilio en su cuenta de banco ni apoyo de su familia o amigos. No podía faltar un solo día a su trabajo porque no podía permitirse que le descontaran los 14.000 pesos (casi 5 euros en 2007) que valía su día laboral.
“No tener dinero es como andar desnudo o haber perdido a la madre en la infancia. Es difícil luchar contra este sentimiento de orfandad. Entonces, si se tiene dinero, ¿se es alguien diferente? Dicen que la única manera de dejar de pensar en el dinero es tener tantísimo que ya no importa su valor. ¿Y cómo se hace, cómo se llega allá?”. Fragmento de “Salario mínimo, vivir con nada.”
Se preguntarán ¿y entonces qué?, ¿solo el relato de un periodista muy curioso que trata de vivir algo diferente? Dicen que el interés se halla escondido en medio del conflicto y el caos, tal vez sea porque los finales felices no terminan de encajar con la vida real.
El conflicto de esta crónica no yace en una experiencia, el conflicto lo es “todo”, es la vida; tratar de mediar con la necesidad de ser y la imposibilidad de serlo. No es solo la historia de Andrés, es más bien, como lo describe la columnista de Arcadia, Martha Ruiz, “una especie de mural narrativo sobre la vida de millones de personas que viven en lo barrios periféricos, tienen trabajos anodinos, pasan trabajos cada día, y aún así, se gozan la vida”. Un relato que a primera luz puede parecer muy local, muy propio de una cultura, pero que al final se descubre como un encuentro con aquellas simples necesidades que nos recuerdan que somos humanos, es además una historia que se entrecruza con muchas otras para formar una complicada y gigantesca red. Ese enredo de sucesos y conexiones que describe la historia, nuestra historia.
“Ahora, bailando en medio de la pista de Brisas de Costa Rica, pienso que tal vez buscaba esto cuando vine a Medellín. No escribir una crónica. No regresar a casa con una buena historia. No una mujer, ni una iluminación, sino apenas esto: dar vueltas y vueltas y cantar con los ojos cerrados para no olvidar que la vida es una montaña rusa que sube y baja, como las olas del mar, como la marea. Que todo el tiempo algo viene, algo se va. Y que esa es nuestra tragedia, pero, también, nuestra única esperanza”.
Fragmento de “Salario mínimo, vivir con nada”.
Reseña de “Salario mínimo, vivir con nada”, libro de Andrés Felipe Solano publicado en 2015 por la editorial Tusquets.
Comments