top of page
Buscar

El primer día del fin de la guerra





Breve crónica enrazada con columna de opinión

Escrito en diciembre de 2016


El auditorio está a rebosar, he llegado a las siete con veinticinco minutos y, a pesar de que la conferencia comienza a las siete treinta apenas quedan sillas libres. Los colombianos están expectantes, ansiosos por escuchar las primeras reflexiones sobre la situación de Colombia. Enrique Serrano, abre la conferencia. El autor del polémico titular “¿Por qué fracasa Colombia?”, plantea una pregunta difícil de afrontar ¿Por qué se caen los puentes? ¿Por qué mueren impunemente los líderes sociales? ¿Por qué explotan los recursos naturales del país sin consideración por los efectos en el medio ambiente?


Con tantos "por qué" sin respuesta no puede ser una cuestión de coincidencias desafortunadas. Para Serrano, no hay un verdadero compromiso de los colombianos con su nación. El autor ubica la problemática en los orígenes de nuestro país. Años atrás, la nación fue fundada por españoles que vinieron en calidad de exiliados, una amplia variedad de personas non-gratas en España. Esto según el escritor, marcó decisivamente la identidad de sus descendientes; les dio una mentalidad temerosa, desconfiada. Esa fue la cultura que heredamos. Fueron estos antepasados, junto con otros tantos, quienes crearon esa colcha de retazos que conforma esa identidad tan diversa que caracteriza a Colombia. Una identidad dividida y confusa, llena de contradicciones que se tradujeron en numerosos conflictos que poblaron el país de tumbas


¿Y entonces? ¿Estamos jodidos? Tal vez no.


El escritor propone que se debe desarrollar una “cultura de la propuesta”; una cultura que nace con el emprendimiento de los jóvenes y que conduzca a buscar juntos la solución de las falencias de nuestro país. En este punto la charla se conecta con el acontecimiento del momento; el acuerdo de paz y el futuro de un país que tendrá que convivir con los guerrilleros desmovilizados.


Ayer, el presidente de turno se pronunció en los canales nacionales, con una buena porción de gestos contundentes —manos ora arriba ora abajo; choque de dedos; abrir las manos como para recibir la gloria de dios, entre otras—, anunció el fin de la Guerra y la firma inminente del acuerdo de Paz.


Ahora más que nunca debemos dejar de comportarnos como “una nación adolescente” como dice Serrano. Debemos asumir la importancia de nuestro papel como ciudadanos, como personas que vivimos aquí, en este territorio; esta es nuestra casa y debemos cuidarla, hacerla respetar y encontrar una forma de convivir en armonía.


No se trata de que los desmovilizados vayan a venir a alimentarse de nuestros impuestos, a ocupar nuestras calles. Esta es la mentalidad pobre de la que habla Serrano. Hay que darle a Colombia el lugar que se merece. Ya no somos un grupo de nómadas, somos ciudadanos de un país, tenemos derecho, voz y voto. Si estas personas vienen a hacer parte de la sociedad, vendrán en calidad de iguales y que así sea depende de nosotros, de que no se toleren indiscreciones ni abusos.



0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page